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SEGURIDAD FRENTE A AVALANCHAS: TODO LO QUE TIENES QUE SABER

1. Seguridad frente a avalanchas: todo lo que tienes que saber

Las avalanchas ocurren en un momento concreto y, sobre todo, en lugares y por motivos determinados. Un alud se puede originar de manera natural, pero casi siempre existen indicios claros antes de que se produzcan.

Las víctimas de avalanchas suelen ser personas con mucha experiencia en el deporte que practican, pero a las que les falta el conocimiento o las habilidades para gestionarlas. En el 90 % de los casos, los aludes los desencadena la víctima o uno de sus compañeros.

Saber es poder. Y, en este caso, el experto en aludes tienes que ser tú. Por tu propio bien y el de tus compañeros. Adquirir el conocimiento necesario sobre aludes te puede ayudar a evitar verte atrapado en un momento dado.

El objetivo de este artículo es ofrecerte un manual de información básica que debes conocer cuando te muevas fuera de pista. Aunque lo mejor es que realices un curso de nivología y prevención de aludes con un guía de montaña profesional.

2. Habilidades de seguridad frente a avalanchas

La mejor defensa contra las avalanchas es saber cómo funcionan y cómo evitarlas. Cuando te muevas fuera de pista, es fundamental saber leer en las condiciones atmosféricas y tomar las decisiones adecuadas; nada de adivinanzas.

2.1 Lo primero, consulta el pronóstico meteorológico

Cuando vayas a salir, es importante que lleves un plan de seguridad frente a avalanchas adaptado al parte meteorológico.

Asegúrate de que entiendes bien el pronóstico de aludes del boletín local, la nieve de la zona, los índices de riesgo y cualquier posible problema que se pueda presentar, así como las condiciones atmosféricas y de la nieve más recientes, actuales y anticipadas.

Recuerda: los índices de riesgo débil y limitado no significan que no haya ningún peligro. El peligro de aludes es complicado y el índice de riesgo solo es el principio.

2.2 Tipos de aludes

Existen muchos tipos diferentes de aludes:

2.2.1 Aludes de nieve reciente o nieve polvo

Los aludes de nieve reciente se desencadenan cuando el manto de nieve pierde cohesión o tiene poca. En invierno, los aludes de nieve reciente se suelen producir mientras nieva o después de la nevada.
En los meses más cálidos, los aludes de nieve reciente húmeda se suelen desencadenar a causa del deshielo y de la lluvia.
Si ves cualquier indicio de inestabilidad o empiezas a hundirte en la nieve más allá de los tobillos, es hora de alejarse de las laderas de fuerte inclinación.

2.2.2 Aludes de placa

Los aludes de placa se producen cuando un estrato de nieve se desprende de la capa inferior y se desliza ladera abajo. Este es el tipo de alud más común y peligroso al que se enfrentan los deportistas de modalidades fuera de pista.

El viento rompe la nieve y luego la vuelve a depositar. Las placas se depositan con rapidez formando capas y su dureza varía dependiendo de la velocidad del viento, la temperatura y la humedad. Algunas capas se asientan y se van endureciendo, mientras que otras se van debilitando y otras acaban por desconectarse.

El alud se produce cuando la capa superior de nieve (la placa) se separa de la capa inferior, y un desencadenante —que suele ser el peso de un esquiador o un escalador al pasar— provoca el desprendimiento. La placa suele empezar en una línea de ruptura que se encuentra a lo largo de la parte superior de la ladera y es más grande y profunda.

2.2.3 Cornisas de riesgo

La cornisas se forman cuando el viento sopla y va depositando la nieve sobre una formación del terreno afilada, como una cresta.

La nieve va cayendo y se va acumulando, formando a menudo un saliente colgante y frágil, sobre la cara a sotavento (lado hacia donde se dirige el viento). Hasta las cornisas más pequeñas pueden suponer un peligro, ya que se pueden desplomar y tirarte por un precipicio o desencadenar una avalancha.

3. Factores que contribuyen a la formación de avalanchas

3.1 El terreno

3.2 Inclinación de la pendiente

Lo más frecuente es que los aludes se desencadenen en terrenos empinados sobre pendientes de unos 30º y 45º. Cuando estés esquiando o escalando, presta atención a lo que te rodea y si en la ruta que vas a recorrer hay mucha nieve acumulada. Observa si puedes evitar inclinaciones muy pronunciadas, más propensas a que se produzca un alud.

3.3 Orientación de la pendiente

La orientación de la pendiente se refiere a la posición de la misma con respecto a los cuatro puntos cardinales. El viento y el sol inciden de forma diferente sobre las distintas orientaciones y el peligro de avalanchas puede cambiar mucho si pasas de una orientación a otra.

En invierno, las pendientes orientadas al sur son más estables que las que están orientadas al norte, puesto que están expuestas al sol, agente que hace que la nieve se derrita y compacte.

Las pendientes orientadas al norte tienden a ser menos estables que las de la cara sur durante el invierno. Esto se debe a que es más probable que haya capas inestables de nieve seca y congelada (escarchada) que no se puedan adherir al resto de capas. Además, no les da mucho el sol, por lo que la nieve no se calienta ni se condensa. En primavera y a principios del verano, las pendientes orientadas al sur se pueden derretir con intensidad y crear laderas de nieve húmeda peligrosas. El calor durante estas estaciones suele hacer que la nieve de las pendientes orientadas al norte se consolide y sean, por tanto, algo más seguras.

3.4 Elevación

El peligro de avalanchas suele variar según la elevación. A menudo, aunque no siempre, el riesgo es mayor en pendientes más elevadas.

3.5 Trampas del terreno

Es probable que el manto de nieve sea inestable en algunas zonas. Comprueba si el terreno presenta alguna forma que pueda convertirse en una trampa: laderas convexas u hondonadas; travesías expuestas por encima de laderas grandes y abiertas; o líneas con caída a un precipicio. Lo mejor es que evites las cuencas, los circos y las depresiones donde se puede acumular la nieve al final de una ladera.

3.6 El tiempo

La combinación entre nieve recién caída y viento, o un aumento rápido de la temperatura, puede suponer un gran riesgo de avalancha. Cuando caen grandes cantidades de nieve en un corto periodo de tiempo, se pueden dar las condiciones para que el manto de nieve se desprenda. Las fuertes nevadas con nieve húmeda o densa sobre una nieve polvo más ligera pueden formar capas inestables. La lluvia suele atravesar el manto de nieve y hacer que las capas se deslicen con más facilidad.

3.7 La temperatura

Las fluctuaciones de temperatura pueden afectar seriamente a la estabilidad del manto de nieve. Las variaciones de temperatura pueden causar cambios en la formación de las capas en el manto de nieve. En primavera, la rápida subida de las temperaturas puede provocar aludes cuando el frío manto de nieve que se ha formado durante el invierno se calienta por primera vez.

3.8 El manto de nieve

Las tormentas de nieve hacen que esta se acumule en la montaña a lo largo del invierno. Cuando la consistencia de la nieve es constante, el manto de nieve es homogéneo y estable. Sin embargo, cuando se empiezan a formar diferentes capas de distintos tipos de nieve es cuando el manto se vuelve inestable y peligroso.

Como esquiador o alpinista que se mueve fuera de pista, es importante que consultes los boletines de aludes para ver dónde se encuentran los depósitos de nieve más profundos. ¿Se ha determinado la existencia de capas de nieve más débiles en el manto? ¿Se han formado placas de viento? ¿El cambio de la temperatura ha afectado a la estabilidad del manto de nieve? Estudia las condiciones de la nieve con calma y prueba las diversas capas del manto para determinar su estabilidad. Esto es especialmente importante en las laderas de entre 30 y 45 grados.

3.9 El factor humano

El terreno, el tiempo y el manto de nieve desempeñan un papel fundamental en la probabilidad de desencadenamiento de aludes. Sin embargo, aunque tengas toda la información al alcance de tu mano, existe otro factor importantísimo que hay que tener en cuenta cuando se habla de seguridad frente a avalanchas: las personas.

¿Quién te acompaña? ¿Qué estado físico y experiencia tienen estas personas? ¿Cuánto pesan sobre el manto de nieve? ¿Qué equipo lleváis encima? ¿Lleváis todos DVA, palas y sondas?

¿Cabe la posibilidad de que el ego y la ambición puedan nublarte el juicio y alterar tu toma de decisiones? Da igual si eres el rey de la montaña los fines de semana o si estás haciendo la excursión de tu vida, las decisiones que tomes tienen que ser las mismas. Confía en tu instinto y respeta las opiniones del resto del grupo. Intenta valorar la situación en todo momento como si te movieras solo. Si no estás a gusto, dilo.

A continuación, te dejamos algunos puntos que hay que tener en cuenta a la hora de tomar decisiones en el grupo:

  • Rutas que ya existen: el mero hecho de que alguien haya recorrido una pista o una zona antes que tú no quiere decir que sea segura. Las huellas en la nieve pueden dar una sensación engañosa de seguridad. No te confíes.
  • Jugar en casa: si te mueves por una zona que conoces bien, puede que arriesgarte más no te dé tanto respeto. Pero las condiciones pueden cambiar con rapidez de un día para otro, incluso de un momento a otro. Por eso no debes contentarte con lo que crees que sabes y tienes que estar alerta.
  • Recuerda: las laderas más próximas a los telesillas con un tráfico más regular serán más estables que las que tienen muy poco o casi ningún tráfico. No apliques la información que tienes sobre zonas más seguras a zonas por donde no se esquía con tanta frecuencia.
  • Guíate por tu propio juicio: sé consciente cuando te estés esforzando demasiado (pasándote de la raya) o cuando tu objetivo no te deje ver más allá, lo que se conoce como «fiebre de la cima». Esta también es la manera de actuar aunque la montaña amanezca totalmente despejada o aunque sea un día de nieve polvo perfecto: no dejes que las apariencias te engañen.
  • Sé sincero y muévete con cierto escepticismo: el hecho de que alguien en tu grupo parezca tener más experiencia que tú no quiere decir que haya que dar nada por sentado. Es mejor que habléis abiertamente sobre la experiencia que tenéis cada uno.

4. Consejos de seguridad frente a avalanchas para reducir riesgos

  • Preparación: usa mapas, guías y el conocimiento de la gente del lugar (por la redes sociales) para comprobar la ruta que tienes pensado recorrer. Presta especial atención a la inclinación, la orientación y la elevación de la pendiente, los boletines de aludes, las zonas peligrosas con riesgo de avalanchas y la historia más reciente.
  • El tiempo: ¿qué tiempo hace? ¿Tienes buena visibilidad? ¿Hace frío o hace más calor de lo normal? ¿Está nevando o lloviendo? ¿Hay fuertes vientos en altura que transporten nieve? ¿La intensidad de la luz solar puede suponer un problema? ¿Cómo se comportan las pendientes y las cornisas?
  • El terreno: Observa si puedes evitar inclinaciones muy pronunciadas, más propensas a que se produzca un alud (entre 30° y 45°). ¿La orientación de las laderas que vas a recorrer está muy expuesta al sol? ¿Qué cantidad de nieve hay en la altitud a la que te encuentras? Evita las trampas del terreno: cuencas, circos y depresiones donde se haya acumulado la nieve; laderas convexas; líneas con caída a precipicios, formaciones rocosas o árboles donde se rompa el manto de nieve; laderas cargadas por el viento.
  • El manto de nieve: ¿dónde está la nieve y cuánta superficie cubre? ¿Qué textura tiene? ¿Presenta cambios claros de color o textura, como áreas de granizo o hielo? Los restos de aludes recientes en laderas similares son una buena señal sobre la estabilidad.
  • Es posible que lo mejor que puedas hacer para reducir el riesgo es reforzar al máximo tu conocimiento sobre aludes fuera de pista y tus habilidades de rescate. Por ejemplo, haciendo un curso sobre el tema.

4.1 Entender y usar el método de reducción elemental del riesgo de aludes

  • Riesgo 1: comprobar el riesgo en tu ruta
  • Riesgo 2: evaluar el terreno que te rodea dentro de un radio de unos 20 metros
  • Riesgo 3: considerar todo el entorno que te rodea (toda la ladera de la montaña)
  • Riesgo 4: mirar si la carretera que vas a tomar para llegar a la zona en coche es segura
  • Riesgo 5: comprobar si el sitio donde te vas a quedar (casa, refugio, vivac) es seguro

4.2 Consigli per chi si trova in un’area ad alto pericolo valanghe

  • Busca rutas de escape
  • Sigue crestas y contrafuertes
  • Sigue el terreno por donde sopla el viento
  • Muévete por la zona alta de la montaña (bajo contrafuertes) o por la zona baja (bajo zonas despejadas)
  • Cruza las laderas que puedan suponer un peligro de una en una, dirigiéndote a isletas de piedras para estar a salvo
  • Saca la cuerda y asegura un anclaje sólido para ayudaros a rapelar el uno al otro (si se puede)

4.3 El equipo que necesitas

Si te ves atrapado en un alud, es muy importante llevar encima el equipo de seguridad frente a avalanchas adecuado. Si el alud te sepulta, con este equipo es más probable que tus compañeros te puedan encontrar y que salgas de ahí con vida. Tu equipo fundamental para avalanchas:

  • DVA o ARVA
  • Mochila
  • Pela
  • Sonda
  • Casco

DVA o ARVA
El detector de víctimas de avalanchas (DVA) es probablemente el dispositivo más importante que tienes que llevar encima para encontrar a un compañero sepultado bajo la nieve o para que ellos te encuentren a ti.
Los DVA, también conocidos como ARVA (Aparato de Rescate de Víctimas de Avalanchas), no se deben confundir con una baliza de ubicación personal, que no ayudará a encontrar la ubicación de un compañero en una avalancha. Todos los integrantes del grupo tienen que llevar un DVA para poder buscar y que les busquen. Si te pilla un alud y te cubre por completo, es muy poco probable que te encuentren si no llevas este dispositivo encima.
El mejor detector es aquel con el que mejor te manejas y puedes usar con soltura. Asegúrate de llevar un modelo moderno. Pruébalo antes de salir, llévalo en un lugar seguro y no te olvides de encenderlo.

Sonda
El DVA te acerca al punto donde está sepultado un compañero, pero luego tienes que usar la sonda para indicar con exactitud su ubicación. Las sondas son herramientas plegables que se extienden y se bloquean para formar una vara rígida. Cada integrante del grupo de montaña debería llevar una. Una sonda tiene que tener al menos 240 cm de largo.
Es importante saber bien cómo se usa. Si no lo tienes claro, no te quedes callado, porque podrías acabar poniendo a alguien en peligro. Haz un curso de formación sobre aludes.

Pala
Desenterrar a un compañero con una pala es una ardua tarea y el tiempo es un factor fundamental. Por eso es importantísimo tener una buena técnica. Las palas de metal son las mejores, porque las de plástico se pueden doblar o romper.
Cada integrante del grupo con el que te muevas debería llevar una pala para aludes, así podrán ayudar a desenterrar a un compañero si se da el caso. Aprende a montar tu pala con rapidez y comprueba el mecanismo de bloqueo varias veces durante la temporada.

Mochila
Para llevar todo tu equipo de autorrescate en caso de avalanchas, necesitas una mochila. Además, si llevas una mochila tienes más probabilidades de flotar si se desencadena un alud y te puede proteger del impacto. Es importante que lleves siempre la mochila puesta y bien atada al cuerpo. Si te pilla un alud, lo más seguro es que necesites hacer uso del material que llevas dentro, así que es importante que no te separes de ella.

Lo mejor es que tengas un compartimento dedicado a tu equipo de autorrescate, donde llevar la pala y la sonda, y al que puedas acceder rápido en caso de emergencia. El DVA lo debes llevar siempre pegado al cuerpo, nunca en la mochila, por si en algún momento te separas de ella.

Algunas mochilas vienen con un airbag que se infla, ya que este te puede ayudar a flotar por la superficie del alud y aumentar las probabilidades de que sobrevivas.

Casco
Un buen casco debe ser ligero, cálido, cómodo y proteger bien la cabeza de los golpes. Para los que hacen esquí y snowboard, el casco debe tener la certificación EN 1077. Los alpinistas deben buscar un casco con las certificaciones EN 12492 y UIAA 106. Si tienes intención de seguir usando el cerebro a menudo, no hay excusa que valga para no llevar el casco.

Equipo complementario
Si te quedas atrapado después de un alud, porque te hayas lesionado o porque hayas perdido parte del equipo, también recomendamos que lleves encima estos elementos: un botiquín de primeros auxilios (y saber cómo usarlo), un teléfono móvil, capas de ropa adicionales (una chaqueta de plumón para hombre o mujer), un frontal, un refugio de emergencia (saco de vivac), pilas/baterías de repuesto, comida y bebida caliente. Otro equipo complementario de seguridad frente a avalanchas que quizá también quieras llevar es un sistema de navegación por satélite, más comúnmente conocido como dispositivo GPS, un teléfono móvil con un mapa que funcione sin conexión a internet y una batería externa.

Ni que decir tiene que comprar y llevar todo este equipo encima no significa que sea suficiente. Es muy importante que cada elemento funcione, que lo sepas usar y que viajes con gente que lleve el mismo equipo y que también lo sepa usar. Fórmate bien y mantén tus habilidades a punto.

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