VOLAR POR VOLAR SOBRE ALASKA
Antes de que llegara Star Trek, la última frontera era Alaska, no el espacio. Kilómetros y kilómetros de prados, bosques, ríos, hielo, montañas y muy poca gente. Hoy en día las cosas no han cambiado mucho: Alaska sigue siendo uno de esos lugares donde puedes perderte, pasarte meses sin ver a otro ser humano. Es la idea de Paul Guschlbauer, un austriaco enamorado del parapente y la exploración: volar por volar. Una especie de Hacia rutas salvajes, pero sin palmarla en un autobús roñoso y abandonado. Volar por volar hace referencia a dos cosas. La primera tiene un carácter práctico: se trata de usar una pequeña avioneta para ir más lejos y hacer parapente sobre zonas que de otra manera serían inalcanzables. La segunda es más complicada y tiene el regusto de los sueños hechos realidad, tan escurridizos como gratificantes.
