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Himjung, 7092 m, arista oeste

#ATHLETESTORY

"¡Vamos" ¡Arriba!" Son las 10 de la noche del 31 de octubre de 2018. Algo empieza a moverse lentamente dentro de la tienda al pie de la arista oeste del Himjung, a 6180 metros sobre el nivel del mar. Es una tienda ligera de dos plazas, pero dentro hay tres montañeros. Sebastian Fuchs sale de la tienda muy animado y pone agua a hervir, mientras Stefan Larcher y Vitus Auer duermen unos minutos más antes de admitir que no pueden esconderse dentro del saco de dormir eternamente. Estos tres guías de montaña tienen un objetivo importante en mente: quieren convertirse en la segunda cordada de la historia en ascender la cima del Himjung por la arista oeste, todavía virgen. Es un milagro que esta línea aparentemente única no haya captado la atención de nadie hasta la fecha. La cresta casi continua cubierta de nieve endurecida por la ventisca que conduce hasta la cumbre escarpada a lo largo de la extensa y rocosa arista oeste es lo que hace que sea única. Por lo tanto, no cuentan con las grandes dificultades técnicas que pueden presentarse de imprevisto en una primera ascensión.

Durante los dos recorridos de aclimatación de tres días, ya han comprobado con binoculares todas las opciones de ascenso posibles. En un principio, querían ascender a la cumbre por la cresta sudeste, algo más larga y nunca antes escalada. Sin embargo, este proyecto fracasó porque el gobierno nepalí no les otorgó el permiso necesario para aproximarse por el lado este del valle. Después de los últimos intentos por obtener el permiso en Katmandú, los tres compañeros finalmente decidieron con gran entusiasmo establecer el campamento base en el lado oeste de la montaña. Toda la investigación y la preparación mental realizada para el proyecto original no había servido para nada y tuvieron que volver a planificar una nueva táctica. Decidieron aceptar la situación y reorientar su objetivo. En general, en esta expedición hubo muchas cosas que no salieron como estaba previsto inicialmente. Sin embargo, esta nueva situación también aportó muchas ventajas. Por un lado, el campamento base se encuentra a "solo" 5 kilómetros del pie de la montaña y prácticamente no hay ninguna subida en el camino de regreso. Por otro lado, hay muchas más rutas de ascenso posibles. Además esta cuenca cuenta con cuatro picos de 7000 metros, con lo que las opciones de recorridos de aclimatación también son más diversas.

Todavía faltan los preparativos finales. Entretanto, el equipo está listo y bien compenetrado. A las 11 de la noche en punto salen del campamento 1. Sebastian y Stefan comienzan con la motivación por los aires. Tras unos minutos, el ritmo va estabilizándose muy lentamente. Un ascenso pronunciado conduce a la cresta cubierta de nieve endurecida, que desemboca en un flanco escarpado de 55 °. Cada uno sube por su cuenta. Está completamente oscuro. La luna no iluminará el camino hasta la segunda mitad de la noche. Las condiciones son perfectas. No les resulta demasiado complicado superar las dificultades; aún así, es imprescindible estar concentrado. Todos son conscientes de lo escarpada que es la montaña, la mires por donde la mires. Los tres focos de luz van ascendiendo lentamente. Cada vez están más arriba, hasta que alcanzan el punto más alto de la arista oeste a 6609 metros. Tras un breve descanso, retoman la subida por el voladizo de nieve endurecida de la arista. Es pronunciado, aunque de vez en cuando hay alguna parte llana. Se confirma el temor de que el paso de roca de 50 m de largo en la arista podría ser muy frágil. Sin embargo, se puede escalar sin cuerda y, por lo tanto, bastante rápidamente. Las pocas horas de sueño y la altura se reflejan en el cansancio. Después de 6 horas aproximadamente, el equipo ha completado la etapa más profunda de la cresta y decide tomarse un descanso más largo, aunque el viento y las bajas temperaturas hacen que sea incómodo. Sebastian y Vitus se meten en el saco de vivac para dos personas y Stefan se construye un pequeño hueco en la nieve con su piolet. La siguiente media hora es horrible, fría y ventosa. De alguna manera, los tres se quedan medio dormidos hasta que deciden seguir adelante; de todos modos, aquí no van a recuperarse. Ahora, la montaña se eleva abruptamente delante de los tres montañeros y el viento comienza a soplar.

Todavía faltan los preparativos finales. Entretanto, el equipo está listo y bien compenetrado. A las 11 de la noche en punto salen del campamento 1. Sebastian y Stefan comienzan con la motivación por los aires. Tras unos minutos, el ritmo va estabilizándose muy lentamente. Un ascenso pronunciado conduce a la cresta cubierta de nieve endurecida, que desemboca en un flanco escarpado de 55 °. Cada uno sube por su cuenta. Está completamente oscuro. La luna no iluminará el camino hasta la segunda mitad de la noche. Las condiciones son perfectas. No les resulta demasiado complicado superar las dificultades; aún así, es imprescindible estar concentrado. Todos son conscientes de lo escarpada que es la montaña, la mires por donde la mires. Los tres focos de luz van ascendiendo lentamente. Cada vez están más arriba, hasta que alcanzan el punto más alto de la arista oeste a 6609 metros. Tras un breve descanso, retoman la subida por el voladizo de nieve endurecida de la arista. Es pronunciado, aunque de vez en cuando hay alguna parte llana. Se confirma el temor de que el paso de roca de 50 m de largo en la arista podría ser muy frágil. Sin embargo, se puede escalar sin cuerda y, por lo tanto, bastante rápidamente. Las pocas horas de sueño y la altura se reflejan en el cansancio. Después de 6 horas aproximadamente, el equipo ha completado la etapa más profunda de la cresta y decide tomarse un descanso más largo, aunque el viento y las bajas temperaturas hacen que sea incómodo. Sebastian y Vitus se meten en el saco de vivac para dos personas y Stefan se construye un pequeño hueco en la nieve con su piolet. La siguiente media hora es horrible, fría y ventosa. De alguna manera, los tres se quedan medio dormidos hasta que deciden seguir adelante; de todos modos, aquí no van a recuperarse. Ahora, la montaña se eleva abruptamente delante de los tres montañeros y el viento comienza a soplar.

El equipo se encuentra a 200 metros de la cumbre. Después de un ascenso muy pronunciado, que aseguraron con el cordino de 60 metros, la arista se vuelve un poco más plana y vuelven a subir cada uno por su cuenta. El viento ahora sopla a ráfagas fuertes de 50 km/h que dificultan el ascenso. Los tres compañeros tienen en mente el pronóstico del tiempo y la corriente en chorro prevista, así que se concentran en escalar lo más rápido posible. La situación se está poniendo seria; una posible retirada cada vez es más complicada. Esperemos que el equipo pueda alcanzar la cima antes de que el viento sea demasiado fuerte.

"El viento era cada vez más fuerte y el frío se colaba a través de las capas de ropa. Era hora de seguir adelante. Seguí abriendo camino. La arista se elevó a 55 °. Superamos otra grieta con estilo de campañol. La arista parecía interminable. Nunca antes me había oído jadear de esta forma. Ese tipo de fatiga, ese cansancio, era desconocido para mí".

El día 1 de noviembre de 2018 a las 9 de la mañana los tres compañeros alcanzan la cima del Himjung en una calma repentina. Se felicitan mientras admiran las vistas excepcionales. Un sueño anhelado durante mucho tiempo hecho realidad.

Después de un largo descanso justo debajo de la cumbre, comienza el descenso por la cordillera norte inescalada. Para cruzar los acentuados salientes rocosos es indispensable una concentración total. Sebastian va delante, como casi siempre. Los tres compañeros se sienten repentinamente muy cansados, pero la altura los mantiene en alerta. Una subida por la arista consume sus últimas reservas de energía antes de alcanzar finalmente la parte trasera del glaciar, sobre el cual pueden descender rápidamente varios cientos de metros de altura y al fin recuperarse un poco del gran esfuerzo.

Esta parte trasera del glaciar termina en un alto desprendimiento de roca quebradiza que el equipo no había previsto. Tras una larga búsqueda, encuentran una salida muy arriesgada por debajo de unas enormes torres de hielo y al atardecer el equipo logra llegar al glaciar del Himjung. La subida final de regreso al campamento 1 exige un último esfuerzo a Sebastian, Stefan y Vitus, que llegan a la zona de acampada alrededor de las 8 de la tarde.

Al día siguiente, la nieve en polvo se levanta de los picos cercanos de 7000 metros, una indicación de fuerte viento. Alrededor de las 4 de la tarde, los tres compañeros llegan cansados pero contentos al campamento base.

Para Stefan, Sebastian y Vitus, esta expedición fue su primera gran experiencia en las altas montañas del Himalaya. "Empezamos como un grupo de conveniencia y regresamos siendo amigos".

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