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JACEK MATUSZEK

La Cumbre de los Atletas de Salewa

#SALEWAEVENTS

Me despierto en el coche. Una vez más, ando durmiendo por el camino. Ya he dejado atrás el monte Cristallo, y ahora me encuentro justo donde quiero estar: en el corazón de los Dolomitas. Conduzco hacia Vals, en la región de Gitschberg-Jochtal. Esta vez no tengo paredes que escalar, pero va a ser divertido experimentar algo nuevo. Me mantengo abierto a las posibilidades.

La Cumbre de los Atletas de Salewa empieza con un interesante análisis sobre el mundo de las redes sociales. Hablamos sobre algoritmos, tendencias, influencers, cómo atraer a más seguidores y la importancia de este medio en el mundo actual. Pero, entre tanta confusión visual, me doy cuenta de que existe un hilo conductor, y resulta que es positivo: para tener éxito, hay que ser fiel a uno mismo. A fin de cuentas, eso es lo único que importa.

Después, nos ponemos a entrenar. Phil Weber nos enseña rutinas de calentamiento nuevas. Aunque me gusta estirar, nunca pensé que estirar los músculos sobre una pelota pudiera ser algo tan doloroso y al mismo tiempo tan gratificante. Gracias a esta sesión, me doy cuenta de cuáles son mis puntos débiles. Tengo que prestarles más atención a los glúteos mayores y ahora sé cómo mejorar mis sesiones de entrenamiento. Además, esto me da la oportunidad de conocer a los chicos un poco mejor: Aaron, Simon, Arnaud y Francois. Nos reímos al adoptar posiciones algo peculiares: gateamos por el suelo, frotamos la espalda contra la pared, hacemos sentadillas y andamos con las piernas atadas con una cinta elástica. Parecemos una panda de locos, pero el entrenamiento resulta ser bueno.

Las mañanas en Gitchberg-Jochtal son preciosas, sobre todo cuando ves a tres parapentistas aterrizar justo delante del balcón de tu apartamento. El mero hecho de verlos me hace pensar en lo mucho que me gustaría probar a mí. Me imagino la sensación de volar por encima de las montañas. Cuando escalas una cara alta, tienes que hacer rappel o descender a pie de vuelta hacia el valle. ¿No molaría escalar y después descender volando? ¿Y qué mejor ocasión que probarlo con Aaron, el campeón del mundo? No hay duda, tengo que intentarlo.

Son las siete de la mañana y estamos subiendo colina arriba, con 700 metros en vertical. Somos cuatro y llevamos tres alas. Vamos andando y charlando alegremente sobre la familia y los niños. Noto el esfuerzo en los pulmones a medida que el terreno se va inclinando más y más. Toda la fuerza que ganas haciendo flexiones con un brazo y colgado de anillas diminutas no sirve de nada cuando vas corriendo colina arriba, intentando alcanzar al campeón del mundo de hiking y vuelo. Aunque vaya más despacio, no me rindo y, al final, alcanzo la cima. Me giro hacia Arnaud, que va justo detrás de mí, y le digo: «Aaron es muy rápido». Y él me contesta, casi sin aliento: «Ya ves que si lo es». Pero la recompensa merece la pena. Me pongo el arnés, damos unos pasitos y ya estamos en el aire. ¡Es una sensación indescriptible! Me enamoro de inmediato de esa libertad tan pura.

Aaron hace de piloto. Vemos a un halcón aprovechar una térmica, así que nos unimos a él y empezamos a subir. Ahora me toca a mí tomar el control; agarro las bandas, desaceleramos y volvemos a ganar velocidad. Me empiezo a dar cuenta de qué va todo esto. Hago algunos giros y se me planta una sonrisa inmensa en la cara: ¡estoy volando! Aaron vuelve a hacerse con el mando y nos sumergimos en el aire. Es una sensación extraña. Luego empieza a girar y no puedo evitar ponerme a gritar. ¡Es una pasada! Aterrizamos cerca del apartamento y paramos al alcanzar la hierba. El ala cae sobre el tejado del edificio y Aaron me dice: «Ya que eres tú el que escala, trepa y cógela». No hace falta que me lo diga dos veces. Me subo al tejado y, con cuidado, la recupero.

¿Quién necesita café por la mañana cuando puedes hacer esto? Estoy entusiasmado y me siento como si pudiera conquistar el mundo.

Por la tarde, tenemos una conversación muy interesante sobre el futuro de nuestras disciplinas, sobre cuáles son las tendencias y las influencias actuales y cómo pueden ser en el futuro. Compartir ideas con un grupo en el que también está Deniss, el director creativo de Salewa, está fenomenal. Uno de los motivos por los que se organiza la Cumbre de los Atletas de Salewa es para que podamos presentar nuestros proyectos para 2019. Yo solo os digo que hay proyectos muy chulos. Ahora no me voy a poner a escribir sobre ellos pero, si nos sigues, ya verás como, cuando llegue la hora, no te decepcionan.