VIVIR (Y COMPARTIR) LA MONTAÑA
Vivir la montaña, ser alpinista o escalador, muchas veces significa tener una especie de doble personalidad. Una solitaria e intimista, que persigue los objetivos personales y la libertad. Y otra más abierta a compartir momentos y aventuras intensas, en grupo o en pareja, o también experiencias que puede compartir en las redes sociales tan disponibles actualmente.
Son dos caras de la misma moneda que Magdalena y Leonardo conocen a la perfección, ya que ambos comparten una gran pasión por la montaña pero cada uno tiene sus objetivos e interpretaciones propias. Magda y Leo además son pareja en la vida real y les encanta compartir sus ratos en la montaña, con momentos de competición y aventura. En su italiano natal, lo llaman condi-vivere, un término híbrido entre «compartir» y «vivir». Porque hay un lado del amor que los mantiene unidos y les lleva a compartir muchos momentos que normalmente asociaríamos al aspecto más solitario del alpinismo o la escalada. Pero también los dos tienen una pasión tan intensa por la escalada, las paredes de roca y la montaña en general que, a veces, parece ser su único y verdadero amor, ese que les une de manera aún más estrecha.
Leo es alpinista y escalador mientras que Magda es escaladora e influencer. Ambos son capaces de compartir sus pasiones con el otro y con los demás, gracias a las redes sociales, auténtica herramienta de trabajo, y, al mismo tiempo, también pueden mostrarse más introvertidos y discretos cuando se habla de cosas más personales. También los dos son atletas del Salewa People Team, aunque entraron en él en momentos y con roles muy distintos, como les gusta aclarar. Vamos a conocerles un poco mejor.
Además de embajadora de Salewa, Magdalena Mittersteiner es una deportista todoterreno. De pequeña participaba en carreras de atletismo y practicaba gimnasia artística. Ahora escala, pedalea hasta que no puede más y vuela en parapente. Sus peripecias por la montaña cuentan con 80 mil seguidores en Instagram, pero ella no mira a nadie por encima del hombro. De hecho, demuestra una humildad que resulta una rareza en los tiempos que corren.
Por su parte Leonardo Gheza, Leo, es alpinista y académico del Club Alpino Italiano (CAI). Su currículum en la montaña se ha ampliado mucho en los últimos años, desde que decidió «dejar de matarse a trabajar» (como dice él) y dedicarse a transformar el alpinismo en su profesión. Puede parecer una locura, pero para tomar determinadas decisiones hay que tener agallas. Y Leo tiene de sobra. En los últimos cuatro años ha abierto nueve vías en la Patagonia, el Karakórum y el Himalaya. Todas de alto nivel, claro está y (según sus palabras) «a cada cual más bonita». Lo dice con tal convencimiento que es inevitable creerle.
Se conocieron a los pies de una de las montañas más bonitas de todo el arco alpino, la pared sur de la Marmolada. Comenzaron a ir juntos a la montaña, a conocerse y a escalar, hasta que, el invierno pasado, han alcanzado la cima del Aguja Guillaumet y del Cerro Trinidad, en la Patagonia. Actualmente comparten (y viven) la montaña, aunque no siempre. Leo y Magda hablan de la montaña en términos distintos, a veces contrapuestos, como si, efectivamente, las montañas que escalan no fueran las mismas, como si ellos mismos, dentro de su historia, fueran montañas distintas. Pero, por otro lado, ¿no pasa lo mismo con todas las montañas?
Sobre las relaciones dicen que «los opuestos se atraen», ¿no?
Atletas e influencers, ambos tienen la sana ambición de vivir su vida con un objetivo claro: la montaña. Es la que les guía, les atrae, les une y les seduce. Mientras que Leo vive sus experiencias en la montaña desde un punto de vista alpinista y profesional, Magda las vive de una manera más experimental, ligeramente más al alcance de los amantes de la montaña, compartiéndola a través de sus redes, para que resulte más accesible también a los demás. Mientras que Leo con su ideal del alpinismo puede animar a muchas personas a ponerse a prueba y a perseguir sus metas, Magda acerca la montaña un poco más a la gente. Dos modos distintos de vivir y de inspirar a los demás, pero siempre con entusiasmo, respeto, preparación y dedicación, lo necesario para vivir una pasión como esta.
¿Su compromiso? Vivir la montaña cada uno a su manera y, cuando sea posible, compartirlo a la vuelta: Leo organiza expediciones por todo el mundo junto con otros alpinistas profesionales, mientras que Magda se decanta por experiencias menos extremas pero igualmente llenas de aventuras. A veces se tienen que ir lejos, pero siempre vuelven a encontrarse con las mismas ganas. Y si lo dicen dos personas que comparten dos amores distintos pero tan viscerales, no es difícil creerles.
Porque al final, ¿qué es el amor?
«Pregúntaselo al viento», como cantaba aquel.
