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Marie Couderc & Nil Hoppenot

CÓMO LLEGAMOS HASTA LOS DOLOMITAS TRAS RECORRER 4500 KM A PIE

#SALEWAFACES

Cruzar el sur de Europa de oeste a este a pie es todo un desafío. Podríamos haberlo hecho de muchas otras maneras, pero atravesar los Alpes era para nosotros un sueño. Así que nos pusimos a planear esta locura de aventura, asegurándonos de que llegáramos a los Alpes durante un intervalo meteorológico apropiado.

En este viaje, caminar era una manera de llegar a lugares y personas que, de otra forma, habrían sido inalcanzables. Desde que empezamos hace 9 meses en Portugal, hemos caminado unos 4500 km en 5 países distintos. Hemos atravesado montañas, desiertos, costas, campos, ciénagas, tierras quemadas y lagos; plantando cara al viento, la lluvia, el granizo, la nieve, las noches bajo cero y el calor abrasador. Hemos conocido a familias, personajes solitarios, jóvenes y mayores. Y todo ello contribuyó a hacer de nuestra experiencia lo que ha sido.

Cruzar los Alpes, el mayor desafío de la aventura

Después de 6 meses de aventura, nos creíamos listos para lo que resultó ser la prueba más difícil de este viaje. Pero, en realidad, nada nos podría haber preparado para lo que nos esperaba en los Alpes. Lo duro del camino, el increíble desnivel positivo y la enorme distancia que caminamos en los Alpes en Francia, Suiza e Italia nos dejó agotados, pero no era nada en comparación con la majestuosidad de sus paisajes y la diversidad de su vida salvaje.

Disfrutar de los Dolomitas en temporada baja

Como buenos parisinos, no sabíamos mucho de los Dolomitas antes de prepararnos para esta larga caminata. En nuestra mente destacaban las imágenes de las Tre Cime di Lavaredo. Antes de preparar nuestro itinerario, no teníamos ni idea de la amplitud y la diversidad de los Dolomitas, como tampoco imaginábamos que terminaríamos enamorándonos de este lugar. Las gigantes paredes de caliza, en ocasiones totalmente verticales, nos dejaron sin palabras. Se trataba de un espectáculo único que tenía lugar cada día y que nos hacía cada vez más pequeños a medida que recorríamos los kilómetros.

Lugares que recordaremos toda la vida

Desde el Passo Sella vimos toda la cordillera de Sella, que nos atrajo como un imán. Subirla no formaba parte de nuestra idea inicial, y el tiempo no fue especialmente fácil. Pero no pudimos resistir su llamada y nos dirigimos hacia Piz Boè. Para mediados de octubre, todos los refugios ya estaban cerrados y no nos cruzamos con nadie. La tierra desértica, rocosa y cubierta de niebla parecía pertenecer a otro planeta.

Nos gusta aprender casi tanto como caminar, y eso fue posiblemente lo que nos animó a visitar los túneles de Lagazuoi. No teníamos ni idea de lo que sucedió en esta parte de Italia durante la Primera Guerra Mundial.

Pensamos que el Lago di Braies era una parte de la región que no nos podíamos perder y allí acordamos encontrarnos con los siguientes dos invitados. Sí, desde el comienzo de la aventura, 12 personas de toda Europa se habían unido a nosotros para compartir un trecho del camino. El Lago di Braies, rodeado de altas montañas, la caliza blanca y los colores del otoño combinaban a la perfección.

De camino a Tre Cime, nos cruzamos con muy poca gente. En ese momento, solo el Rifugio Auronzo seguía abierto y estaba lleno, por lo que nuestra idea era dormir en el vivac invernal del Rifugio Locatelli. La subida resultaba impresionante, pero las Tre Cime nos dejaron a los cuatro sin aliento. Parecían gigantes saliendo de la tierra, rodeados de amenazantes sedimentos: una auténtica belleza.

Respetar lo que se nos ofrece

Visitar un lugar tan mítico como los Dolomitas en temporada baja nos parecía un verdadero privilegio. No cruzarse apenas con nadie, disfrutar de un clima perfecto y unos vivacs acogedores... Pasar la noche en un lugar seco y seguro no se paga con dinero, y por eso nos dolió aún más encontrar que algunos de ellos tenían basura abandonada en el interior. Decidimos que limpiar esos vivacs sería una bonita manera de mantener el desafío 1KG FOR THE PLANET y de devolver el favor a esos lugares que nos habían acogido con los brazos abiertos.

El final de los Dolomitas, de camino a Eslovenia

Ya hemos dejado atrás los Dolomitas y nos dirigimos hacia la frontera eslovena. Subimos al Sella Prevala para adentrarnos en este país, el sexto ya. Después de las tormentas de los últimos días, vemos bastante nieve aquí arriba. Cruzar los últimos dos pasos no va a ser fácil, pero con un poco de suerte, el tiempo se mantendrá seco. Además, hay varios vivacs que nos ofrecen distintas opciones para pasar la noche si avanzamos a un ritmo más lento de lo previsto.

Cruzar los Alpes supone cerrar una etapa. Los Dolomitas se han encaramado a lo más alto del podio de los lugares más increíbles que hemos descubierto hasta ahora. Volveremos, sin duda.

 

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