Simon-Childhood-main-banner Simon-Childhood-main-banner

Simon Kreutz

LOS SUEÑOS DE LA INFANCIA SE HACEN REALIDAD

#SALEWAFACES

«Podemos escalar por la ruta que empieza aquí o por ese cañón de allí, a la derecha», dijo Bill. Acababa de guiarnos a través de un estrecho bosque cubierto de abundante nieve fresca. Estábamos siguiendo una ruta sobre esquís por la parte baja de la montaña de nuestra ciudad natal, Serles, una tarde de martes de nuestras vacaciones. Mi hermano Bill y yo siempre quisimos abrir nuestra propia ruta aquí, porque esta fue la primera montaña que conocimos de niños. Y aquí estábamos, buscando un acceso a la montaña en una ruta sobre esquís, para por fin hacer realidad un sueño de toda la vida.

«Nos llevará unos 20 minutos llegar hasta la primera sección, o 15 minutos hasta el cañón. ¿Qué opinas?» Pregunta mirándome con ojos rebosantes de emoción, a la espera de mi decisión. «Escalemos el cañón», contesto. «La primera sección parece peligrosa, hay muchos desprendimientos de rocas. No quiero subir por ahí. Vamos hacia el cañón».

Mientras nos encordábamos nos entró la risa al ver que el corredor de hielo que habíamos visto desde más abajo parecía mucho más alto de lo que pensábamos. Pero Bill salió el primero, rebosante de entusiasmo, subiendo por el hielo y alcanzando un nevero donde finalmente se quedó sin cuerda. Hacía un viento frío. No podíamos escucharnos. Y de pronto, la mitad de la cuerda cayó rebotando por el flujo de hielo. El corazón casi se me salía del pecho mientras me retiraba de la pared y tiraba al máximo de la cuerda, listo para aguantar un fuerte tirón. Pero no pasó nada. Entonces, en medio de un suspiro de alivio pude oír a lo lejos el sonido de un martillo clavando anclajes en la roca, y la voz de mi hermano: «Ya me he hecho firme, Simon».

Bill había encontrado unas rocas para asegurar un anclaje en el principio del nevero. Era mi turno. Escalé por el corredor de hielo y atravesé la zona de nieve hasta llegar al siguiente obstáculo que nos separaba del resto de la montaña. Una gigantesca pared de 12 metros cubierta por un fino velo de hielo y nieve.

Estos delicados movimientos no eran precisamente lo que habíamos previsto en estas condiciones, pero eso no nos impidió intentarlo. Con un movimiento tras otro, empecé el lento ascenso por el centro de la pared. Colocando los anclajes con cuidado en los salientes de arriba y subiendo los pies. En un momento dado, tuve que desistir: con el siguiente movimiento ya no había vuelta atrás, y tampoco tenía suficiente material para asegurar el resto de la pared. Descendí lentamente. Tras algunos intentos más y varias discusiones sobre las posibles alternativas, decidimos descender haciendo rappel hasta nuestros esquís y dar el día por terminado.

Al comprobar que solo nos quedaban dos anclajes, nos vimos obligados a invertir en más material para asegurar bien la pared durante nuestro siguiente intento y completar esta vía de ensueño. Compramos literalmente todo lo que encontramos, ya que no sabíamos lo que podíamos necesitar. El dueño de la tienda puso los ojos en blanco cuando pusimos todos los anclajes, fisureros y ganchos sobre el pequeño mostrador. Los productos no tenían etiqueta, por lo que no pudo darnos un precio total. Regresó al mostrador tras intentar en vano sumar los precios en la estantería del equipo y nos soltó un número redondo. «Son 100 €». Entre risas le dijimos que sin problema. Pagamos y salimos de la tienda sonrientes. Aunque estábamos seguros de haber pagado de más por el equipo.

Ya estábamos listos para afrontar la segunda parte de la ruta y motivados para encontrar una forma de superar la pared. Esta vez intentamos hacerle frente bordeándola. Pero resultó ser más complicado aún. Aunque teníamos práctica escalando canaletas en roca quebradiza y suelta de nuestras aventuras de freeride, la ruta se estaba convirtiendo en un nuevo desafío. Nos dimos cuenta de que esta táctica no era la solución que buscábamos. El tiempo cambió rápidamente durante nuestros últimos intentos, obligándonos a arriesgarnos a terminar perdidos en nuestro propio patio trasero o regresar a los esquís y resguardarnos. Optamos por esto último. Ahora nuestro plan es regresar cuando las condiciones meteorológicas nos permitan escalar el sistema de cañones hasta la cima del Serles de un solo tirón.

Simon-Childhood-slider-small-banner-2 Simon-Childhood-slider-small-banner-2
Simon-Childhood-slider-small-banner-1 Simon-Childhood-slider-small-banner-1