Sentir la montaña
¿Un paisaje impresionante?
Un «paisaje impresionante» es la forma más triste y común de referirse a la montaña. Y, si la montaña no se pudiera ver, ¿merecería aún la pena el ascenso? ¿Hay algo más que un «paisaje impresionante» para quienes van a la montaña?
Gabriel avanza con pasos cautelosos pero constantes. El camino discurre entre piedras clásticas y no siempre hay un espacio estable para pisar. Vittorio va dos pasos por delante, y Matthias le sigue a una corta distancia. «Raíces a la izquierda», murmura Vittorio. Gabriel lo entiende a la perfección y modifica ligeramente su ruta para evitar el obstáculo. Matthias, que viene justo detrás, se cerciora de que el cambio de rumbo sea suficiente para sortear el obstáculo.
Luces y sombras
¿Has intentado alguna vez escuchar la montaña y percibir algo más que un «paisaje impresionante»? Este es el mundo de Gabriel, su montaña. Porque para Gabriel Tschurtschenthaler los «paisajes impresionantes» simplemente no existen. Desde que era pequeño, sabía que sus ojos no funcionaban como los de los demás. Durante su adolescencia, las cosas no mejoraron, más bien al contrario: el mundo fue volviéndose cada vez más opaco, borroso, hasta quedar reducido a un revoltijo de luces y sombras. Por eso, Gabriel adora el amanecer y el atardecer: no por las tonalidades que se vislumbran en el cielo ni por los matices tan irreales que adquiere la roca, sino porque precisamente cuando hay menos luz es cuando alcanza a distinguir alguna cosa.
Un protocolo probado
El protocolo de los tres compañeros se repite, paso a paso, piedra a piedra, evitando cualquier tipo de tropiezo. La meta está clara, ante ellos, inminente y manifiesta: una cresta escarpada y afilada que atraviesa el cielo. Pero para Gabriel es más bien una sensación, una anticipación. El Hintergrat, una de las crestas más espectaculares del Ortles. Una larga secuencia de canales y chimeneas de roca afilada. Hay tramos verticales y hay tramos de hielo, algo que no es en absoluto un problema para los tres compañeros. A Gabriel le encanta el hielo vertical y justamente así, escalando sobre hielo, fue como conoció a Vittorio y Matthias: en la roca hay que encontrar los puntos de apoyo, interpretarlos en una secuencia lógica para recorrerlos en equilibrio con el cuerpo. En el hielo, cuando estás fuerte, tienes que golpear bien tanto con los piolets como con los crampones y confiar en esos pocos centímetros de acero clavados en el agua. Es todo una cuestión de confianza.
Una cordada única
¿Has intentado alguna vez concentrarte en los susurros del viento en la montaña? Es diferente al que discurre libremente por las llanuras. ¿Y en las sensaciones que perciben tus pies en el suelo? ¿En el equilibrio de tu cuerpo?
Si no ves mucho, estas sensaciones lo son todo y debes aprender a fiarte de ellas. Debes aprender a escucharlas, a interpretarlas de manera clara y rápida. Debes confiar en lo que te dicen los pies, la piel y tu oído interno. Y debes confiar en tus compañeros, una fe absoluta que trasciende, si es posible, a la de una cordada normal. De hecho, se trata de una cordada única. Cuando Vittorio va en primer lugar, Gabriel y Matthias ascienden juntos, sobre todo en los tramos de roca. Cuando Matthias va en cabeza, Vittorio asciende junto a Gabriel y le da las instrucciones que los pies, la piel y el oído interno no son capaces de percibir.
Escuchar sin mirar
La próxima vez, cierra los ojos. ¿Has intentado percibir la inmensidad de la tierra? ¿Escuchar las rocas, las paredes, el hielo: escuchar sin mirar? No importa el tiempo que hayas pasado en la montaña. No importa si es un descubrimiento reciente o un antiguo amor. No importa: intenta escuchar, sentir con todo lo que no sean tus ojos. Será diferente, inesperado. Será algo que te llenará por completo.
Por eso Gabriel, Matthias y Vittorio son una cordada única, porque la cuerda no es lo único que les une. Es la confianza absoluta que se tiene cuando no se ve, y la posibilidad de aprender a ver, pero no con los ojos. Y aún hay algo más: desde las calles de la ciudad hasta la cima del Ortles y hasta las cumbres salvajes de la Patagonia, donde los tres han realizado recientemente varios ascensos importantes (incluido el Cerro Torre), es la tenacidad, la determinación y la motivación lo que puede vencer cualquier obstáculo.
¿Nuestros límites? Son los que nosotros mismos nos ponemos. Es lo que se aprende cuando se consigue escuchar a la montaña.