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Giacomo Frison

Caminar y sentirse como un lápiz muy fino

#SALEWAFACES

En los viajes Altripiani nos ocurre a menudo ser las únicas personas en ese momento en un determinado territorio, ver un paisaje, fotografiarlo y luego, paso a paso, recorrerlo con el privilegio de no ser perturbados por nadie.

Una sensación mágica; acabas de tomar una preciosa foto panorámica y de repente te ves a ti mismo como un pequeño punto en medio de esa infinidad de colores. Formas parte del paisaje, es algo único, algo raro en nuestros días. Sentirse solos y estar bien. Una motivación para seguir, para ir más allá de esa montaña y descubrir curiosos lo que allí nos espera. La fatiga siempre viene recompensada por un nuevo paisaje, una perspectiva más alta, más amplia…
Podría parecerse a ese momento en el que ves una ladera con nieve virgen con la pendiente justa y empiezas a deslizar los esquís sobre la nieve fresca presionando con fuerza las piernas para tomar mejor la primera curva. O bien ese espejo de agua que se forma en una laguna por la noche, justo antes del amanecer y con un mínimo movimiento del remo la barca corta ligera la superficie sin crear demasiadas ondas en un asombroso silencio.
Lo que vemos continuamente con los ojos influencia nuestro estado de ánimo y cala hondo en nuestro ser. Cada jornada transcurrida es un pequeño viaje para asimilar con calma en el saco de dormir antes de conciliar el sueño. Pasamos días enteros sin encontrarnos con nadie y hay infinitos lugares donde elegir para colocar la tienda de campaña por la noche. Otras veces pasamos de aldea en aldea «escoltados» por niños curiosos y ancianos que nos preguntan de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos. Cada uno nos invita a beber una taza de té, son todos muy amables y las casas bereberes tienen la peculiaridad de ser unos magníficos refugios para el calor, con frescas habitaciones triangulares protegidas del sol durante las horas más cálidas. A veces, en cambio, preferimos seguir andando, sin romper el ritmo, porque a lo largo de los años hemos aprendido que en Marruecos un vaso de té se convierte rápidamente en una comida de varios platos.

Desde que hemos empezado a recorrer lentamente las cadenas montañosas trazando nuevos itinerarios hay una situación que me encanta y es común a todos los viajes Altripiani: la lectura del mapa con la gente local. La mayoría de las veces es difícil encontrar uno detallado, sobre todo desde casa, pero a veces incluso en el lugar, y entonces me estudio las fotos tomadas desde un satélite que luego imprimo y plastifico con sumo cuidado.
Orientarse en un territorio con paisajes que no conoces puede resultar difícil, siempre existe la esperanza de que todo vaya a la perfección, pero también hay muchos momentos de gran adrenalina y cansancio, desequilibrados por una pesada mochila y situaciones en las cuales ya no sabes ni donde apoyar el pie. Desde casa no se puede prever el rastro, a veces el camino ni siquiera existe y entonces lo único que te queda es seguir una dirección, la más lógica a la vista, interpretando el terreno.

Al viajar ligero, sin darte cuenta entras en el corazón de las personas con la mente libre y la fuerza de la curiosidad recíproca. Muchas veces nos sentimos como un lápiz muy fino que dibuja un mapa de trayectorias nuevas, ricas de identidad siempre más preciosas y listas para dar prueba de la belleza y la fragilidad de los lugares más remotos.

ALTRIPIANI

El proyecto Altripiani es una combinación de fotografía, alpinismo, investigación cultural, antropológica y lingüística, que tiene como objetivo trazar nuevos caminos y diferentes recorridos. Líneas que no vayan de una ciudad a la otra, sino que atraviesen lentamente cadenas montañosas y pequeños pueblos en búsqueda de rostros y recuerdos.

Somos dos jóvenes atentos y curiosos: Giacomo, fotógrafo nacido y crecido en Venecia, un apasionado de la montaña y creador del proyecto y Glorija, una chica istriana políglota y la principal interlocutora durante los viajes.
La idea nace en 2015, de las pasiones y los estudios de Giacomo, que traza la primera línea del proyecto con un amigo antropólogo explorando las montañas del Cáucaso hasta las mesetas iraníes. En 2016, con Glorija emprende el viaje hacia los Montes Cárpatos por el centro y el este de Europa y a partir del 2017 ambos recorren varias veces el Alto Atlas en Marruecos.
El proyecto es un continuo recorrido entre mesetas para hallar e investigar acerca de la diversidad entre las culturas y las religiones de los pueblos recorridos, entre las tradiciones y las generaciones de las comunidades más aisladas de las montañas, evitando los lugares comunes para buscar los de encuentro y diálogo. Viajes que exploran la delicadeza de los confines nacionales, buscando y encontrando la superposición de pueblos y culturas de montaña, con frecuencia divididos por los confines antinaturales. Historias de vida y de resistencia en paisajes impresionantes.
Altripiani busca lugares remotos donde el mapa físico es más útil que el político, viviendo situaciones en las que un viejo mapa es más preciso que un GPS porque conserva todos los nombres de los lugares escritos con los caracteres del lugar. El proyecto no pretende teorizar ni enseñar u ofrecer soluciones, sino recuperar y tomar nota para luego testimoniar.

www.altripiani.org

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