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AÑO TRAS AÑO

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Todavía es noviembre y ya no puedo esperar más. Inquieto, echo un vistazo a la previsión del tiempo, estudio pronósticos a largo plazo e investigo los proverbios campesinos. Este año debería salir bien. Después de tres años de condiciones moderadas, la Madre Nieve debería haberse recuperado lo suficiente como para sacudir vigorosamente las camas otra vez. ¿Va a nevar? ¿Estará todo blanco por Navidad? ¿Será una buena temporada de esquí?

Y entonces llega, como salida de un cuento. Bien merecida después de este largo período de sequía. Todo está blanco, cubierto de una gruesa capa de nieve y con todo lo que un buen invierno tiene que tener, incluidos los problemas. El riesgo de aludes de nivel 3-4 está a la orden del día y se cobra las primeras víctimas; aparece una vez más la percepción de que el blanco esplendor entraña también peligros.

Hay que ser precavido, es lo mínimo que puedo hacer. Porque incluso cuando piensas que ya lo sabes todo, compruebas con honestidad que los conocimientos teóricos se han derretido tras el largo verano. Y es que si se quiere esquiar, uno tiene que sufrir. O mejor dicho: tiene que esforzarse y practicar la teoría año tras año. La experiencia es la madre de la ciencia y te da la sensación de haber hecho lo mejor posible por ti y por los demás.

Así que salgo de la oficina y me voy al curso de aludes de Globoalpin. Todo un fin de semana escuchando, practicando, repitiendo, ensayando y absorbiendo conocimientos. Aprendiendo de y con guías de montaña experimentados. Justo lo que necesitaba.

En una de las zonas más bellas de los Dolomitas, el lago de Braies en el Val Pusteria, tuvo lugar el 5º evento de esquí Globoalpin. Comenzó el sábado con una breve introducción a la teoría, seguida de un primer ejercicio práctico: informe de aludes, parte meteorológico, mapa topográfico, elección de una ruta de esquí... Hasta que llegamos a la pregunta: ¿hacemos el recorrido o lo cancelamos a causa de las condiciones? Surgió un debate interesante. La osadía frente a la seguridad. La ignorancia frente a la experiencia. Como en la vida real. Después de haber tomado las decisiones teóricamente acertadas en los puntos de control oportunos, haber interpretado bien las condiciones de la nieve y del tiempo de los últimos días y, a continuación, haber elegido las vías de ascenso adecuadas en los puntos críticos, nos dejaron poner en práctica nuestros conocimientos teóricos.

Pasamos por varias fases: el funcionamiento de la búsqueda con ARVA, el sondeo correcto y la intuición para interpretar la respuesta de la sonda, así como los métodos para evaluar las características y la composición de las capas de nieve y sus derivados para el riesgo de aludes. Y al final, la prueba definitiva: una emergencia sin aviso previo, la caída de un alud y tres enterrados, dos con ARVA y uno sin. ¿Qué se debe hacer? ¿Cómo reacciona el grupo? O mantienes la cabeza o entras en pánico. 15 minutos pueden hacerse muy cortos. Este ejercicio nos demostró una vez más lo importante que es internalizar todos los conocimientos para conseguir automatizarlos en situaciones de emergencia y poder así salvar vidas, o poder ser salvado.

Después de un día largo e intenso, nos habíamos ganado un pequeño descanso. Por la noche disfrutamos de una agradable velada y terminamos bailando. La noche fue corta, pero la perspectiva del recorrido con Michi, nuestro guía de montaña, aceleró la lucha contra la gravedad. Con sus explicaciones formativas, Michi nos despertó la curiosidad. Y cumplió lo que había prometido. Nuestro recorrido por el Kleiner y el Großer Jaufen no solo fue una agradable ruta de esquí, sino una lección por excelencia. Se nos preguntó una y otra vez sobre lo que habíamos observado, cómo valoraríamos nuestras percepciones en cuanto a la situación de alud, qué nos proporciona la información sobre las condiciones de la nieve, la orientación y la inclinación de la pendiente, el viento, los aludes, los ruidos, el clima y otros detalles. Qué camino seguiríamos, si lo haríamos juntos o individualmente y por qué la decisión seria correcta o incorrecta en cada situación. Fue el mejor entrenamiento que he recibido jamás y la forma en que Michi nos enseñó su conocimiento fue única. Estoy seguro de que todo lo que aprendí se me quedará en la cabeza y sobrevivirá al próximo deshielo. Y al final, cuando logras hacer una de esas salidas increíbles y al llegar abajo no puedes dejar de sonreír a causa de las endorfinas y el esfuerzo, sabes que ha valido mucho la pena.

Si tu también quieres prepararte para el invierno de la mejor manera posible, echa un vistazo a la oferta en https://www.globoalpin.com/en/

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