SIMON GIETL
HERENCIA DE LOS PADRES
Cima Grande de Lavaredo. A lo lejos se puede oír un tintineo, en algún punto entre la Comici-Dimai y la Dulfer, dos rutas que marcaron la historia del alpinismo. Pero no hay nadie en la pared ni en ninguna de esas dos líneas. Es un día entre semana de principios de junio y no hay nadie a la vista. La idea de que ronde algún fantasma no parece descabellada. Pero sí que hay alguien en la pared. Un par de golpes de martillo, fuertes y precisos, resuenan desde debajo de la arista en el límite de la cara norte y oeste y revelan dónde se encuentran encordados nuestros protagonistas. Se trata de Simon Gietl y Andrea Oberbacher y la ruta que están liberando por primera vez no está en ninguna guía. Al menos, de momento. Se llama «Das Erbe der Väter», el legado de nuestros padres, y no es una ruta cualquiera. Es la que demuestra que es posible hacer otro tipo de alpinismo. Porque a veces para avanzar hay que mirar atrás.
