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CON CARIÑO

#ATHLETESTORY

Observar la Rastentalfall, en Riva di Tures, es como ir al teatro. Te encuentras en un circo glaciar, cerrado y simétrico, situado en un valle con 32 picos que superan los tres mil metros. A tu espalda, el pueblo, y delante de ti la cordillera Vedrette, con el Barmer Spitze, Collalto y Hochgall destacando sobre los demás.

El origen de los topónimos italianos del Tirol del Sur tiene una historia triste. Ninguna montaña, catarata o aldea se salvó de la obsesión por cambiar los nombres de Ettore Tolomei, alpinista, geógrafo y nacionalista convencido. Por ejemplo, el Glockenkarkopf, escalado en 1904 (después de los austriacos Franz Hofer and Fritz Kögel, los primeros en escalarlo en 1895), después de la Gran Guerra se convirtió en «Vetta d’Italia» (Cima de Italia), igual que otras zonas que cambiaron de nombre de la noche a la mañana.

Los nombres importan. En cierto modo, los nombres contienen la esencia del lugar, algo parecido a su alma.

En cuanto llegas a Riva di Tures te encuentras con una cascada de hielo. Es tan grande que resulta imposible no verla. Se tardan unos minutos en llegar a pie hasta la base. La suben una serie de rutas mixtas a través de ese teatro natural. Algunas son bastante fáciles, mientras que otras son imponentes. Del techo de roca negra se descuelgan columnas de hielo azul y blanco, enormes y monumentales, con la belleza de diamantes incrustados en la roca. Al verlas no es difícil entender por qué una de las rutas más transitadas de esta cuenca se llama Crazy Diamond.

Simon Gietl siente predilección por esta zona. Es de Lutago, así que esto es prácticamente el jardín de su casa. Este año las condiciones han sido especialmente buenas, con hielo estable y abundante. De ahí las muchas visitas y repeticiones. El hielo de Crazy Diamond ha sentido ya cuatro veces los piolets y crampones de Simon. Simon adora mirar a su alrededor y es una de esas personas que siempre piensa en el siguiente paso, que no deja de imaginar cosas nuevas. Ya en su primer ataque a la Rastentalfall detectó una posible línea, a la izquierda de Crazy Diamond. Difícil, colgada y con un montón de rocas debajo, antes incluso de llegar al hielo, pero aún así... Cada repetición e intento confirmó sus sospechas que se acabaron transformando en tentación, en anhelo y, finalmente, en proyecto.

El 18 de enero, Simon Gietl vuelve por fin a Riva di Tures con Vittorio Messini. Pertrechados con el equipo, están decididos a probar la roca y el hielo de la posible nueva línea: primero una capa de roca cubierta de fino verglás, después hielo sólido y tentador, antes de volver a la roca y el hielo. Metro a metro, los piolets y crampones desatan una tormenta de gotas gélidas y abren camino a los dos compañeros a través del teatro.

Hay momentos, especialmente en la escalada mixta, donde la falta de espacio para poner una tuerca o un abalakov te vuelve loco. Por suerte, en este caso hay sitio para poner levas o fisureros. También hay momentos en los que todo parece ir como la seda y puedes poner las protecciones donde quieras, un poco lejos, pero seguras. Para Simon y Vittorio, hoy es uno de esos días raros en los que todo va rápido, con precisión y elegancia.

Tardan tres salidas en otras tantas semanas en equipar por completo la ruta, pero no es un problema. Se lo toman como un juego, no un desafío ni una competición. El momento del ascenso libre, el 30 de enero, parece el desenlace natural, no un objetivo por el que han trabajado.

Los nombres importan porque son el alma de las cosas. Por eso, tras decidir que iban a dejar los materiales donde estaban para repetir la línea, que no ha necesitado ni un taco fijo, Simon y Vittorio no dudaron cómo bautizarla: «Mit Freundlichen Grüßen», «Con cariño», esa expresión con la que acabas una carta, como cuando te despides de un amigo.

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