Mark Oberlechner: ¿Quién soy?

Me llamo Mark Oberlechner, tengo casi 29 años y soy de Issing, un pequeño pueblo en el valle Pusteria, cerca de Brunico, donde he crecido y vivido hasta el día de hoy. Después de terminar la carrera de Geografía en Innsbruck, decidí sacarme la titulación de guía de montaña y hacer de eso mi profesión. Además de ser guía de montaña, también me dedico a crear rutas y soy instructor de escalada en el rocódromo de Brunico, donde intento transmitir mi experiencia con la escalada deportiva.

Mi pueblo solo tiene 100 habitantes y está en el lado donde da el sol del valle Pusteria. Es el punto de partida ideal para escalar y hacer alpinismo, porque los Dolomitas están a pocos kilómetros de la puerta de mi casa y las montañas del valle Aurina también quedan cerca. Unas montañas estupendas para hacer recorridos de esquí muy interesantes.

Los Dolomitas siempre me han atraído con una fuerza magnética. Al principio, para hacer sobre todo rutas de montaña ligeras y para esquiar, pero desde hace ya cerca de 14 años, me atraen cada vez más para escalar. Todavía hoy sigo pasando gran parte de los días de verano en los Dolomitas, tanto como guía de montaña como para un disfrute propio. Las incontables rutas alpinas posibles y la variedad de pequeñas cadenas montañosas hacen que sea un lugar único.

Además, algo que me llama mucho a escalar allí es la larga tradición con la que están asociadas estas montañas. Todos los que escalamos o queremos escalar allí debemos respetar la tradición y la historia que ocultan, y hacer por preservarla. Por eso estoy seguro de que es un lugar que seguirá siendo interesante durante décadas y que no cambiará mucho su forma de ser.

Tras muchos años y múltiples vías de escalada, surge de algún sitio esa curiosidad por descubrir qué más se puede hacer en estas montañas locales. ¿Qué se puede hacer y combinar aquí? Está claro que algo que se te viene a la mente es el parapentismo... ¿Cómo sería volver volando después de una excursión?

Poder probar algo nuevo otra vez, ampliar mi pasión por ir a la montaña y combinarla quizá con el parapente, y volver a sentirme como un principiante son conceptos que lo hacen muy atractivo.

Me motiva mucho combinar el alpinismo con el vuelo, acortar la bajada y alargar así el día. Sobre todo en esta zona, donde puedo salir directo de casa y, al volver, aterrizar directamente detrás de mi jardín.

Llevaba tiempo pensando: «El día que no pueda escalar, molaría tener un parapente».

Quizá así se abran puertas nuevas y pueda hacer del alpinismo y la escalada actividades aún más apasionantes y variadas de lo que ya son.