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Vuelos de altura inesperados de camino al Menthosa

#ATHLETESTORY

La aventura autárquica de Markus Anders y Nicolas Manthos en el Himalaya indio

Markus Anders, participante de la Red Bull X-Alps y atleta del equipo de SALEWA, partió a finales de 2019 hacia la India, acompañado de Nicolas Manthos, para descubrir las montañas de la zona y elevarse por el aire que sobrevuela el Himalaya. El Menthosa (6.443 m), una montaña única en el valle Lahaul, es uno de los objetivos particulares de los dos parapentistas. El atleta suabo Markus Anders, que se mudó a principios de 2019 a la región austriaca de Chiemgau para poder entrenar con más intensidad para la legendaria carrera X-Alps que va desde Salzburgo hasta Mónaco, vino cargado de recuerdos, momentos e imágenes alucinantes cuando aterrizó en casa al concluir su viaje. Markus y Nicolas, que vive la escalada y el vuelo (parapentismo y wingsuit) con la misma intensidad que su amigo, ya habían vivido algunas aventuras juntos y se ven como el equipo más fuerte. Su proyecto más grande hasta la fecha tuvo lugar en Oceanía, donde pasaron tres semanas recorriendo y sobrevolando las montañas del sur de Nueva Zelanda. Una excursión autárquica «by fair means»: llevaron toda la comida y el equipo encima en todo momento.

Para su proyecto de la India a finales de 2019, los dos amigos —que empezaron juntos a practicar el vuelo— se plantearon unas condiciones parecidas.
La idea sobre esta aventura Hike & Fly se le ocurrió a Markus en 2018, cuando tuvo la oportunidad de descubrir por primera vez el Himalaya indio. La región le dio la bienvenida con buen tiempo al finalizar la temporada de lluvias en octubre. El joven de 29 años se quedó alucinado con la altitud de aquellas montañas y se le metió entre ceja y ceja encumbrar alguna de ellas. Cuando le contó el plan a su amigo, Nicolas se entusiasmó enseguida.
A los dos les gusta limitarse a lo absolutamente esencial y querían moverse de manera independiente y autárquica, como en Nueva Zelanda. «Nuestro equipo de escalada, el de hacer vivacs, el parapente y la comida. Eso es todo lo que necesitamos», afirma Markus. Sin coches ni porteadores.

Su objetivo era el monte Menthosa, en la provincia de Lahaul y Spiti. «La idea es, tras el periodo de aclimatación en la popular región de Bir Billing, volar unos 150 kilómetros hacia el norte para acercarnos más a nuestro objetivo. A partir de ahí calculamos unos dos días», explicaba Markus poco antes de emprender el viaje. Querían aterrizar a una altura entre 5.000 y 6.000 metros para montar ahí su campamento base. La altitud restante la alcanzarían en poco tiempo, si las condiciones lo permitían, para después descender al campamento y finalmente volar de vuelta hacia Bir Billing. Ese era el plan.
Para esta aventura, Markus y Nicolas optaron por llevar un equipo ligero y altamente funcional de nuestra marca sudtirolesa y de Skywalk. Con todo en su sitio y bien preparado, los dos parapentistas no necesitaban llevar ni un gramo más en su equipaje cuando se encontraron en Bir Billing para dar comienzo a su proyecto.

En octubre y noviembre, así como en marzo y abril, es cuando más fuerza coge el mundo del Hike & Fly en Bir Billing. Markus y Nicolas se encontraron con más de una cara conocida mientras se aclimataban en la región del parapentismo. Tras unos días de Hike & Fly, en los que descubrieron las increíbles condiciones de Bir, se fueron hacia el interior. Llevaban provisiones para 2-3 días y emprendieron el camino temprano hacia el punto de despegue, cargados con una tienda, un aislante y un saco de dormir. Una pequeña tormenta de granizo les obligó a aterrizar antes de lo planeado para instalarse de pronto entre cabras y ovejas en una pradera alta más allá del límite de los árboles. Los atletas no fueron los únicos en alegrarse por estar a cubierto bajo la tienda de campaña, que se montó con rapidez. También se plantó una ovejita sin ningún temor delante de la tienda e incluso el pastor parecía mostrar interés. A Markus y Nicolas les dio la impresión de que les habría cambiado con gusto la tienda y el saco de dormir por su propia vivienda. «La primera noche a 3.600 metros fue un poco estresante. Por la mañana, sobre las seis, nos despertó el pastor. Le dimos nuestras últimas barritas energéticas y nos pusimos en marcha hacia el punto de despegue, que estaba a solo 200 metros por debajo de nuestro campamento», recuerda Nicolas. A aquella noche poco ortodoxa le siguieron 180 kilómetros de vuelo y la motivación por ponerse rumbo al Menthosa siguió creciendo.
Por el camino tuvieron que darse tiempo para aclimatarse un poco más. Empezaron a vislumbrar montañas más altas y tropezaron con térmicas inesperadas, glaciares escarpados y caprichosos campos de nubes. Pasaron por estrechos pasajes sobre crestas nevadas y grandes cantidades de nieve profunda.
Otros sentimientos se dieron paso y acompañaron a Markus y Nicolas, entre otros, por el camino hasta su primera cumbre de 5.000 metros (5.177 según el GPS). ¿Serían los primeros en llegar a aquella cumbre sin nombre? Había pisadas de una pantera de las nieves que parecían terminar detrás de una cresta. Pero no tenían tiempo para ver por dónde seguían, porque el día estaba por morir y todavía les quedaban más momentos indescriptibles por vivir.

Markus y Nicolas aprovecharon bien la ventana meteorológica entre una nueva nevada y fuertes vientos para adaptarse de nuevo a la altitud. Tras intensivas y largas rutas en altura, con térmicas imprevisibles y nieve superprofunda, disfrutaron de unas horas tranquilas en una pequeña ciudad cerca de Manali. Unas horas que pasaron en aguas termales, donde pudieron cargar las pilas y también prepararse para su auténtico objetivo: el Menthosa.

Un objetivo que ya se iba acercando. Y de nuevo la ventana meteorológica contribuyó a la decisión.
Markus y Nicolas prepararon sus haberes (que en total pesaban 35 kilos) y empezaron a subir acompañados de algo de lluvia en dirección al Paptalsu, cerca del paso de Rothang.
El pronóstico para el día siguiente era bueno y daban mejores condiciones. Aunque no lo pareciese, a la mañana siguiente los dos atletas se levantaron con un cielo totalmente despejado y soleado. Pudieron secar el equipo al sol y les alegró ver que el tiempo parecía estar de su parte en la recta final.
A las diez de la mañana llegaron al punto de despegue, donde les esperaban unas condiciones intensas: un viento del sur a 20-25 km/h.
«Había una zona militar sobre la que no podíamos volar muy bajo. No queríamos arriesgar nada», recuerda Markus. La ruta estaba despejada para ambos y fuertes térmicas los arrastraron a una altura de más de 6.000 metros en menos de 30 minutos. A esa altura imperaba un frío más cortante todavía, pero las indescriptibles vistas de la montaña templaron un poco el ambiente.
En el siguiente tramo de camino al Menthosa, vientos de 45-50 km/h obligaron a Nicolas a hacer un aterrizaje forzoso cerca de la zona militar prohibida. Por suerte no le descubrieron, porque si no le habría costado subir al fondo del valle demasiado tiempo y esfuerzo.
El equipo se encontró en el paso de Rothang, instalaron el campamento y compartieron una sopa con cuscús. Fue entonces que cambiaron el plan, porque el Menthosa estaba fuera de su alance. Al día siguiente volaron con buenas condiciones hacia el Deo Tibba, un seismil en el distrito de Kullu. Pero debido a la cantidad de nieve, no pudieron aterrizar en lo alto de la meseta. Markus y Nicolas dieron por terminada su misión y emprendieron la vuelta hacia Bir Billing, donde habían empezado la aventura.
Demostraron que no hace falta mucho como alpinistas y parapentistas para llevar a cabo una expedición. A su manera, nos enseñaron que se puede llegar lejos con 35 kilos a la espalda, aunque no se alcance la cima deseada.
Pero para eso siempre tiene el tiempo la última palabra.

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